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lunes, 12 de mayo de 2008

Una espina



En un bello jardín de rosas rojas,
estaban preciosas todas ellas,
iba muy contenta paseando por ahí
cada una de ellas con hermoso aroma
ví una, la más tierna de todas,
la corté,
cuando una espina quedó en mi mano
sangrando, me dejó una herida
la cual dolía demasiado.

De repente apareces tú,
mi príncipe azul,
te me acercas, y me das un beso
y me dices unas palabras,
las cuales no olvidaré jamás,
es una herida, que duele,
pero esto no es eternamente,
eres tú amado mío,
entraste a mi vida a sanar mis heridas.

Gracias amor, por haber llegado a alegrar mis días
este jardín se ha vuelto aún más hermoso
con tu presencia, has sanado toda herida
te amo...no lo olvides vida...


Karina

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Gracias, saludos.